31 de marzo de 2013

Cómo duele.

Se siente en lo más profundo el dolor típico de la mala suerte. Mantengo siempre vigente el pensamiento de que, cuando mi piel se arrugue, voy a poder seguir sintiendo la suavidad de tu alfombra. Y el tiempo va a retroceder. Y yo no voy a estar.
Y acá estamos. Acá sigo, parada, de pie. Viendo cómo es que otros se llevan lo único que pude lograr. Y yo me quedo inmóvil, no puedo hacer nada. No hay derecho de reclamarlo.
Llegué al punto de preguntarle al cielo qué tan caro es el precio del amor, para pagar demás y que me deba algo.
Hoy dejo mi boca cerrada y corto la respiración. Porque nada puede hacerme sentir mejor. Ningún logro, ningún amor, ninguna persona.
Se que existe esta distancia, que el tiempo no sabe de extrañar. Y ahora están jugando a construir una máquina para regresar. Todos los que tenemos los pies firmes a la tierra, los que criticamos, arreglamos y  rompemos, podríamos vernos desde lejos a nosotros mismos haciendo mal lo que era crucial.
Es necesario estar sola, con música deprimente que aumente mi tristeza al más diez, cantar bien alto, gritar y romper cada cosa que me moleste.
Cómo duele no saber decir lo que quiero contar.

13 de febrero de 2013

Oscurece.

Pudo entender que tenía que dejar de ser ella, poner la mente en cualquier cosa y la vista nublada para quererlo.
Si no creen en el destino, empiecen a hacerlo. Nada pasa porque sí.
Cuenta los días, ya van 263. Se pregunta todo el tiempo "¿por qué?" cuando ya un coro de voces le contestó que era imposible. Pero no escuchaba, estaba sorda y tonta.
La historia de una chica con cuerpo azul que no sabe de vivir, de ser, de amar. Conoció todo de un sopetón cuando el cielo se puso su mejor traje negro.
Se acostumbró a esa oscuridad, quiso quedarse en la noche.
La desilusión llegó cuando rayos de luz iluminaron su cara, cuando la noche se fue para oscurecer la otra mitad y quedarse ahí para siempre.
Sus noches llegan una vez al mes y ella no entiende por qué y el mismo coro de voces le repitió que era imposible.
En el día 325 el cielo se puso su mejor vestido negro para oscurecer en dos mitades.
Ahora ella se pregunta "¿por qué?" y el coro de voces no contesta.
Ella se siente sola y acompañada. ¿Por qué querría repartirse en dos, si en una sola mitad tenía todo lo que buscaba? - se preguntaba- ¿Por qué se fue en un principio? ¿Por qué vi llegar la luz tan rápido?
Hoy la noche le dura mucho menos, pero sabe que va a volver. Sabe que va a volver para después marcharse. Marcharse para oscurecer más de la cuenta la otra mitad.
Pero a veces la invita a encontrarse en la estrella de siempre.




Pobre de la noche que no puede quedarse.

1 de febrero de 2013

Un viaje en barco.

Contemos la historia de nuestro viaje.
Estamos en un barco, mirando las estrellas. Tengo miedo de caerme al agua con los tiburones. Pero hay un montón de puentes sobre el mar.
A ella la encontré flotando. Es una brújula. ¿Dónde la podemos guardar? No vamos por el camino correcto. ¿Qué hacemos?
Comimos tortas con chispas de chocolate en el camino.
Y de repente... silencio. Solamente se escucha el ruido de las olas golpeando nuestro barco.
Hasta que se hizo de día y llegamos a no se dónde.
Caen y caen gotas con el sol delante de las nubes. A lo lejos se ve el arco iris. Cierro los ojos y, al abrirlos, está tan cerca que casi puedo tocarlo. Pero si lo hago se puede romper. Como a muchos, que lo tocaron y el arco iris desapareció.




Gracias Pilar por regalarme este cuentito. Te amo princesa.

30 de enero de 2013

Problemáticos.

Mente totalmente en blanco. Sin excusas ni motivos llego acá a escribir por el solo deseo de hacerlo.
Estoy cansada y no le encuentro el por qué. Me agota el querer entender algunas cosas que no tienen sentido.  Perdí tiempo.
Aprovecho el momento para expresarme.
Tengo días problemáticos. Hay ganas de cambiar completamente en cuerpo y alma. Gastar mil te quiero. Tirar más de cien besos.
Todo vuelve y se va, todo escapa cuando lo encontrás, todo te da la espalda cuando es lo que más deseás.
Si después vas a irte para nunca más volver ¿Para qué aparecer, entonces? ¿No preferís ahorrarte los hechos?¿No preferís olvidar?¿Para qué dar media vuelta y volver a lo pasado?
Te preguntás si es verdad lo que te dijeron tantas veces. Y ahí es cuando caés de un sopetón.
Lo que se fue, no está regresando. Lo que tiraste al cielo, no cayó. Diste tu vida, y no volvió.


¿Se entiende lo que quiero decir?